%0 Journal Article %A Camacho González, Marta %T Choreography of care: Gender perspective in the collective housing project. The case of the EMV for middle-income neighborhoods. 2000-2010 %D 2020 %U http://hdl.handle.net/10317/8747 %X “La distribución habitual del espacio doméstico ejerce un poder sobre nuestras vidas, oculto porque todo lo cotidiano parece natural e indispensable, pero a su vez oculto por el hecho de que toda organización tiene un origen y una finalidad”1. “La búsqueda de la procedencia no fundamenta, al contrario, agita lo que se percibía inmóvil”2. En nuestras sociedades androcéntricas, es una realidad que la construcción cultural y social del género ha influido a la hora de proyectar y utilizar los espacios. Esta construcción del espacio, erróneamente considerada como neutra, se ha ido impregnando de los roles de género impuestos, estereotipando los espacios en función de las actividades que se realizan en ellos. Por tanto, la lucha contraestosrolesyestereotipos de género que nos encasillan y oprimen, desde un feminismo interseccional, es fundamental para conseguir el empoderamiento de la mujer y para acabar con las estructuras de poder que nos atraviesan.El arte y la arquitectura tienen la capacidad de construir otras miradas. Unas miradas que desafíen las reglas de juego impuestas y todas aquellas estrategias pensadas para controlar los comportamientos y a las personas. “La arquitectura puede ser vehículo de construcción del entorno,instrumento de cambio fértil o agente culpable del deterioro del mundo. En las épocas más utópicas solía decirse que si no eres parte de la solución, eres parte del problema. ¿Dónde se sitúa la arquitectura hoy día?”3.A lo largo de la historia, los espacios de socialización tradicionalmente asignados a las mujeres han sido espacios cercanos al hogar, tanto física como conceptualmente, pues son lugares que se consideran una extensión de la propia casa. Estos espacios están siempre en relación con el cuidado de los otros o de su propio cuerpo. Además de la propia vivienda, podríamos mencionar espacios como los lavaderos, el mercado o ciertos itinerarios cercanos y socialmente aceptados, como llevar a los niños al parque o ir a la peluquería. Por otro lado, al hombre siempre le ha pertenecido la ciudad, el espacio en abstracto, donde se realiza la vida pública. Por tanto, la vivienda tiene lecturas muy diferentes según el género: mientras que para para el hombre es un espacio de descanso, de refugio; para la mujer ha sido tradicionalmente lugar de trabajo y ha sido suya la responsabilidad de hacer del hogar un espacio cómodo para los demás, convirtiendo la casa en un baluarte a defender del peligroso mundo exterior, al que por supuesto ella no puede acceder. Por tanto, tampoco la casa le ha pertenecido a ella. En palabras de José Luis Pardo, “todos aquellos sujetos que tienen prohibido el acceso a la esfera del poder público (esclavos, plebeyos, mujeres, niños, extranjeros...) carecen de vida privada; son la vida o la propiedad privada de otro. Ellos no tienen más que una sola vida, ni pública ni privada, sino todo lo contrario, ya que la privacidad –como la publicidad-es un privilegio de los varones adultos libres, únicos que tienen para sí la calle y la casa; pues los que solo tienen lugar en la casa, viven en la casa de otro, son la casa de otro. En el marco de la tercera ola del feminismo, estos estereotipos de género y los conceptos de trabajo productivo frente a trabajo reproductivo, directamente relacionados con el habitar, están poniéndose más en cuestión que nunca. Por ello, abordarlos desde el diseño de nuestras viviendas es fundamental si queremos conocer de qué manera la forma de proyectar espacios reproduce estas opresiones y desigualdades estructurales.No solo es importante reflexionar sobre la vivienda como uno de los escenarios donde tienen lugar las relaciones sociales, y por tanto uno de los lugares donde se escenifican las desigualdades, sino que además, la vivienda es un factor determinante a la hora de la inclusión de la mujer. El empoderamiento de la mujer es indisociable de la consecución de derechos como el de la propia vivienda, la educación, el trabajo, la salud o la participación política y social. Prueba de ello es que a lo largo de la historia se han sucedido ejemplos donde las mujeres han abanderado la lucha por la vivienda digna, como la “Huelga de las escobas” en 1907 o con el papel tan importante que han jugado dentro de la PAH estos últimos años de crisis. Por tanto, en el contexto actual, necesitamos viviendas que incluyan los aportes de la lucha feminista para romper con las opresiones y el reparto tradicional de los roles que reproducen desigualdades de género. Además, es necesario que se considere como fundamental la participación de lasmujeres en el proceso de diseño. Frente a los modelos tradicionales, jerárquicos e históricamente diseñados por y para hombres, es momento de diversificar soluciones, experimentar con nuevos diseños e incluir la mirada y las vivencias de las mujeres en eldiseño de los espacios.El objetivo de este trabajo no es solo realizar un análisis crítico de la vivienda contemporánea desde una perspectiva de género, sino que también pueda ser utilizado como una guía a la hora de diseñar espacios más igualitarios para todos; y como ejemplo de que una arquitectura feminista mejoraría la calidad espacialde las vivienda, haciéndolas más funcionales e inclusivas a todos. %K Proyectos Arquitectónicos %K Diseño de vivienda %K Housing design %K Diseño arquitectónico %K Building design %K Estereotipo sexual %K Gender stereotypes %K 3305.01 Diseño Arquitectónico %~ GOEDOC, SUB GOETTINGEN